Me duele un dolor de años,
Un dolor de vino y palo;
dolor de palo y de vino.
Es un dolor sin azúcar.
Un dolor adormecido.
Es un dolor compañero
que quiere ser compartido.
Es un dolor resignado
sin angustias ni destinos.
Es un dolor sin abrigo,
de veredas sin caminos.
Dolor de vergüenza muerta,
de castigo sin delitos.
Dolor de hambre acostumbrada,
de pies descalzos heridos.
Me duele un dolor salvaje
cuando despierto y me miro
las manos vacías de todo
y el cuerpo vacío de alivio.
Es mi dolor silencioso.
Quiere convertirse en grito
cuando una mano me toca
y siento que el cielo mismo
me da un segundo de tregua
para que lleve conmigo
el recuerdo de ese viaje.
Y en el último suspiro
miro sus ojos muy calmos
y me voy, y me voy ...
y sin dolor me despido.
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