Doña Ángela estaba vieja, demacrada, sola y enferma. Pero la vida tiene sus compensaciones: ella se miraba al espejo y se veía como a sus veinticinco, una romántica melodía sonaba en su mente, y en su mesa, un ramo de flores imaginarias, con una tarjeta decía: "Te quiero".
De todo, como en botica. En prosa o en verso, con rima o sin rima. Experiencias, sentimientos. Propios o ajenos, no importa. Es la palabra sencilla y fuerte con que me me gusta expresarme. La palabra que es un poco mía, un poco como soy.
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