Nueve dragones.

Te quiero ahora, diciéndome al oido
la mágica palabra que desata
las sogas de mi soledad y mi cordura.
Te quiero antes, y después, y no te quiero;
sin embargo,cada momento lo revivo,
como reviven los miedos y los sueños.
Y huyen los fantasmas que se cubren con mis sábanas
que ni miran ni tocan, y sólo se pasean
señoreando en el vacío de ese cuarto oscuro
en que entretejo las letras de tu nombre.
Mas no te llamo, desde la piel ni desde el alma,
y no quiero que sigas mi canto de sirena,
ni me busques al final del arco iris;
no pretendo que despiertes mi letargo con un beso,
ni que llegues en caballo blanco;
no pretendo que mates los nueve dragones
ni que rompas los nueve candados de la celda
que contiene encerrado con sus nueve llaves
el corazón herido, que aún late,
quién sabe por qué, o por quién, o por la inercia
de sentirse inmortal, o querer serlo.
Ven ahora, y sé para mi sólo una voz
que contiene y detiene el mundo en que subsisto.
Sólo éso, que nada más siento
tras los nueve candados de mi celda,
y los nueve dragones de tus miedos.